La base de la disciplina policial parece haber desaparecido. ¿Sera posible rescatarla?
La pregunta de inicio para contestar esta interrogante debería estar asociada a la condición necesaria para prestar una función pública o un servicio como representante del Estado.
Nuestra condición de funcionario público no es correspondiente con una patente de corso o credencial de impunidad, por el contrario lleva asociada desde el momento en que nos juramentamos el compromiso de respetar la Constitución y las Leyes y hacer que estas sean respetadas por todos.
La Función Policial, específicamente, lleva en su mas pura esencia, la calificación más alta de los conceptos necesarios de la Ética y del valor Humano, de los valores y principios que aprendemos en el Hogar y en la Escuela. Por todo ello no es aceptable que el proceso de inicio o de formación para el funcionario policial se relaje y se "flexibilize", pensando que con ello se haría mas atractivo como oferta de empleo a los jóvenes que se encuentran sin oportunidad laboral.
Esta relajación conlleva la aceptación del hombre indisciplinado, irresponsable, impuntual, y por consiguiente es poco probable que esta conducta no sea trasladada
al estamento policial.
No sera posible el rescate de la verdadera disciplina dentro de la institución policial si seguimos impulsados lineamientos y políticas públicas que relajen la Ética, la Moral y los Valores y principios básicos del ser humano
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